«Hoy conmemoramos una fecha que es dolorosa y sin duda un punto de inflexión de nuestra historia, historia que es compartida que trajo muerte, sufrimiento, persecución y pobreza», expresó el presidente Gabriel Boric.
Un fuerte compromiso con la democracia y una mirada reflexiva sobre la etapa de violencia y violaciones a los Derechos Humanos que generó el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, hace hoy 50 años, fue el eje de la recordación oficial encabezada por el presidente de Chile, Gabriel Boric, que contó con la presencia de dirigentes y mandatarios extranjeros pero no con representantes de la pinochetista Unión Demócrata Independiente (UDI), que reivindicó la asonada y se autoexcluyó de la recordación.
Boric recordó al presidente socialista Salvador Allende, depuesto y muerto ese día mientras aviones bombardeaban el Palacio de la Moneda, sede del gobierno, enfrente del cual está hoy la Plaza de la Constitución, donde se montó la enorme carpa adonde se realizó el acto central. “Hoy, como han dicho quienes me antecedieron, conmemoramos una fecha que es dolorosa y sin duda un punto de inflexión de nuestra historia, historia que es compartida que trajo muerte, sufrimiento, persecución y pobreza”, expresó.
El mandatario reiteró su llamado a no relativizar el golpe y criticó a quienes insisten en que no había otra alternativa, al afirmar que “por supuesto que había otra alternativa y el día de mañana cuando vivamos otra crisis siempre va a haber otra alternativa que implique más democracia y no menos”.
Las palabras del presidente chileno sonaron como una alusión al comunicado que emitió horas antes del acto la UDI, donde afirmó que fue «algo inevitable» debido al supuesto «quebrantamiento de la democracia» ejecutado por el Gobierno de Allende.
Además, manifestó que la democracia se debe respetar siempre, sin importar “el color de un régimen” y que lo que pasó en Argentina, Uruguay y Chile “le debe doler a los que les pasó y a los que no les pasó, porque al final del día somos una comunidad, por eso también nos duele el dolor de otros países”.
Gabriel Boric valoró que en conjunto con expresidentes vivos en Chile se firmó el manifiesto “Por La Democracia Siempre”, ya que esa “diversidad entre quienes piensan distinto, es con quienes podemos construir una sociedad mejor”, dijo levantando la voz luego de mencionar a Sebastián Piñera y que comenzarán a escucharse abucheos del público.
En esa línea, recordó lo avanzado en gobiernos anteriores en materia de detenidos desaparecidos y aseguró que su Gobierno pretende dejar como legado el Plan Nacional de Búsqueda Verdad y Justicia. “Es el hito institucional que hemos querido dar a esta conmemoración”, expresó.
En el acto estuvieron presentes los mandatarios de México, Andrés Manuel López Obrador; de Colombia, Gustavo Petro, de Bolivia, Luis Arce, de Uruguay, Luis Lacalle Pou; de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa; y el presidente argentino Alberto Fernández, que envió un mensaje grabado, ya que no pudo asistir por un problema de agenda.
A las 11.50 de la mañana (la hora de inicio del bombardeo al Palacio de la Moneda) y luego de un minuto de silencio, la senadora socialista Isabel Allende Bussi, hija del expresidente e invitada nacional para hablar en el acto realizó un relato de lo que fue su experiencia en ese fatídico día, en el que murió su padre, y señaló que “la memoria es un primer paso para llegar a la verdad”.
Por esa razón, agregó la dirigente socialista, ella suscribe el lema “memoria es democracia y futuro”. Allende criticó a la oposición por intentar invertir las responsabilidades de lo ocurrido hace 50 años y manifestó que “los verdaderos responsables son quienes quebraron la institucionalidad, bombardearon este palacio (La Moneda) y asesinaron a miles de chilenos”.
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, fue invitada a abrir el acto, donde en la misma línea afirmó que “no hay que dejar un instante de recordar” por los hechos sucedidos en dictadura y que tanto Chile como Latinoamérica “tienen que seguir con la democracia presente” en “memoria, verdad y justicia”.
“Nunca más, esa es la palabra”, fue la frase emblemática que eligió la dirigente argentina para cerrar su intervención.
Previo al acto, mientras los presidentes extranjeros e invitados especiales ingresaban a La Moneda, parlamentarios y partidarios de los partidos de izquierda rindieron honores al fallecido presidente Salvador Allende al pasar por la histórica puerta de la calle Morandé 80, una de las laterales del Palacio.
Luego se dirigieron a la estatua de Allende en la Plaza de la Constitución, donde con claveles rojos y puños en alto gritaron “compañero Salvador Allende, presente, hoy y siempre”.
Junto a la estatua de Allende, que a sus espaldas tiene el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, hay arreglos florales con las banderas de Argentina, Brasil y Uruguay, y cada invitado que pasa a sus pies, saluda al derrocado presidente socialista con el puño en alto.
Al ingresar los invitados especiales y presidentes extranjeros al acto ciudadano en la Plaza de la Constitución, la ovación más grande fue para la expresidenta Michelle Bachelet.
El segundo aplauso más grande fue cuando ingresó el presidente de Chile, Gabriel Boric, quien saludó con un abrazo a Bachelet, Isabel Allende y Baltasar Garzón, todos los invitados y presentes aplaudieron de pie.